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Fundador de las “Hermanas de San Carlos”, de Lyon, en 1687. Fue un piadoso sacerdote que descubrió lo que valía la educación como camino para llevar el Evangelio al pueblo sencillo. Comprendió lo mucho que importaba la instrucción en los misterios de la religión y trabajó afanosamente en esta dirección.
Logró hermosos resultados, a pesar de grandes dificultades y de sus múltiples trabajos en la Diócesis de Lyon, a la que pertenecía. En un tiempo en que las masas infantiles se perdían en la ociosidad, trabajó por establecer escuelas de caridad en parroquias y en instituciones.
Nació en 1637 en Bourg-en-Bresse, Francia. Huérfano prematuro, fue acogido por una tía, llamada Joaquina, que lo educó piadosamente. En 1647 frecuentó el colegio de los Jesuitas, donde cursó Humanidades. En 1652 estaba estudiando Derecho civil y canónico para dedicarse a la magistratura. Renunció a sus pretensiones por el sacerdocio y entró en el Seminario de Bons Enfants de París, por consejo de su director espiritual. Pasó luego al Seminario de Saint Nicolás-du-Chardonnet y más tarde al Seminario de San Sulpicio, fundado por el J. J. Olier. En 1663, el 19 de Mayo, recibió la Ordenación sacerdotal en París.
Se estableció en Lyon y se entregó a obras misionales y de predicación, tomando contacto con las escuelas de caridad y con la precaria situación de los maestros. Se interesó por su formación de manera prioritaria. Desde 1666 fue inspector de las escuelas de caridad. En el ejercicio de ese cargo escribió los "Avisos sobre la necesidad de las Escuelas cristianas para la instrucción de los pobres".
En 1672 inició el "Seminario para Maestros", que llamó de San Carlos. Abrió cinco escuelas para pobres. En Diciembre fue nombrado Director General de las Escuelas de Lyon. En 1674 preparó los "Reglamentos para las Escuelas de la Villa y Diócesis de Lyon". En 1676 organizó las escuelas propias de las Maestras, en la parroquia de St. Nizier, y en 1687 reunió a las maestras que quisieron en comunidad religiosa. En 1689, el 23 de Octubre, falleció en Lyon.
Además de los "Avisos" (Remontrances), otros libros suyos fueron "Tesoro clerical", "Catecismo para las Escuelas de Lyon" y "Diario de 1685".
Fue un visionario de la pedagogía cristiana de vanguardia. Su mensaje se configura en torno al amor al niño. Dijo las cosas tan bien, que sus breves escritos le avalaron como uno de los mejores pedagogos franceses de las escuelas de caridad en la Iglesia de Francia del siglo XVII.
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